¿Qué es la Psicología feminista?


En una ocasión, reté a mis estudiantes de psicología a enumerar las mujeres que han aportado a la carrera con sus estudios y teorías, a pesar de que el grupo de clases era mayoritariamente femenino, no lograron mencionar a ninguna mujer relevante para la carrera. Bueno, miento, sí mencionaron a una: Anna Freud, pero de ella dijeron una frase un tanto chocante: "ella es la hija de Freud".

Las respuestas de mis estudiantes tienen relación con el hecho de que históricamente, las mujeres han sido invisibilizadas en muchos ámbitos, siendo uno de los más notorios la ciencia y, dentro de las ciencias, la psicología no ha sido la excepción, a pesar de que, en efecto han existido muchas mujeres dando sus aportaciones a la carrera en el siglo pasado (puedes leer más dando click a este enlace). Sin embargo, en la actualidad seguimos sin hacerlas visibles y la psicología continúa siendo un campo androcéntrico.

En 2018, según datos del INEGI, 14.48 millones de hombres experimentaron sentimientos de depresión, mientras que la cifra de mujeres ascendía a 20.3 millones (Contreras, 2021). Esta notoria diferencia, en la que la cifra femenina es un 35% más alta que la masculina, se debe a múltiples factores, entre los más importantes están la violencia de género, el abuso sexual y el cúmulo excesivo de responsabilidades acuñadas a la maternidad, matrimonio y empleo, lo que también puede desencadenar ansiedad y otro tipo de trastornos.

Como podemos ver, es de vital importancia la investigación y la intervención psicológica con perspectiva de género, y, en respuesta a lo anterior, en el pasado siglo comenzaron a forjarse los cimientos de un ámbito que hoy se conoce como psicología feminista.



¿Qué es la Psicología feminista?


La psicología feminista es una perspectiva que se centra en el análisis crítico de las relaciones de poder entre géneros y la intersección de género con otros sistemas de opresión. Desde esta perspectiva, se cuestionan y critican las teorías y prácticas de la psicología que han ignorado o minimizado la importancia del género en el comportamiento humano y la salud mental.

La psicología feminista ha hecho importantes contribuciones a la comprensión de los problemas de salud mental que enfrentan las mujeres, como la violencia doméstica, el acoso sexual y la discriminación en el lugar de trabajo. También ha cuestionado la validez de muchas teorías y conceptos psicológicos tradicionales, como la objetividad científica, la universalidad de los patrones de comportamiento y la neutralidad de género.

En lugar de buscar la neutralidad de género, la psicología feminista ha defendido la inclusión de la perspectiva de género en todas las áreas de investigación y práctica psicológica. También ha abogado por la promoción de la igualdad de género y la justicia social en la sociedad en general.



Orígenes de la psicología feminista


La psicología feminista surge en la década de 1960 como respuesta al descontento de las mujeres con la psicología tradicional, que ignoraba o minimizaba la importancia del género en el comportamiento humano y la salud mental.

Las primeras psicólogas feministas, como Jean Baker Miller y Carol Gilligan, criticaron las teorías y prácticas psicológicas que se basaban en la supuesta objetividad y universalidad del comportamiento humano, sin tener en cuenta las diferencias de género y las relaciones de poder entre hombres y mujeres.

Otra figura importante en los orígenes de la psicología feminista fue Sandra Bem, quien propuso la teoría del androcentrismo psicológico, que sostiene que la psicología tradicional se centra en la experiencia y perspectiva masculina y deja de lado la experiencia y perspectiva femenina.

En la década de 1970, la psicología feminista se consolidó como una corriente académica y política que buscaba integrar la perspectiva de género en la investigación y práctica psicológica y promover la igualdad de género y la justicia social. A partir de entonces, se han desarrollado numerosas teorías y enfoques dentro de la psicología feminista, como la teoría de la identidad de género, la psicología de la liberación y la psicología crítica de género.

En la década de 1970, la psicología feminista se consolidó como una corriente académica y política que buscaba integrar la perspectiva de género en la investigación y práctica psicológica y promover la igualdad de género y la justicia social. A partir de entonces, se han desarrollado numerosas teorías y enfoques dentro de la psicología feminista, como la teoría de la identidad de género, la psicología de la liberación y la psicología crítica de género.



Los principios de la psicología feminista


La psicología feminista se rige por una serie de principios fundamentales que guían su investigación y práctica. A continuación, se detallan algunos de ellos:


1. Inclusión de la perspectiva de género: La psicología feminista reconoce que el género es una dimensión importante en la comprensión del comportamiento humano y la salud mental. Por lo tanto, se busca integrar la perspectiva de género en todas las áreas de la investigación y práctica psicológica.

Análisis crítico de las relaciones de poder: La psicología feminista se enfoca en analizar las relaciones de poder entre géneros y cómo éstas influyen en la experiencia de las personas. Se reconoce que las mujeres han sido históricamente oprimidas y discriminadas, y se trabaja para combatir estas desigualdades y promover la justicia social.

Promoción de la igualdad de género: La psicología feminista busca promover la igualdad de género y el respeto hacia la diversidad de género. Se trabaja para crear entornos más equitativos y libres de violencia y discriminación de género.

Valoración de la diversidad: La psicología feminista reconoce y valora la diversidad en la experiencia humana, incluyendo la diversidad de género, raza, etnia, orientación sexual, entre otras dimensiones. Se busca comprender cómo estas dimensiones interactúan y cómo influyen en el comportamiento y la salud mental.

Compromiso con la acción social: La psicología feminista no se limita a la investigación, sino que se compromete con la acción social y política para promover la igualdad de género y la justicia social. Se trabaja para crear cambios a nivel individual, grupal y comunitario.

Estos son solo algunos de los principios de la psicología feminista, pero existen otros enfoques y teorías dentro de esta corriente que pueden agregar o modificar estos principios. En general, la psicología feminista busca contribuir a la transformación de las relaciones de poder de género y a la construcción de sociedades más justas e igualitarias.



Críticas y desafíos de la psicología feminista:


A pesar de que la psicología feminista ha sido un importante avance para la inclusión de la perspectiva de género en la investigación y práctica psicológica, también ha recibido críticas y enfrentado desafíos. A continuación, se mencionan algunos de ellos:

Marginalización dentro de la psicología: Aunque la psicología feminista ha ganado reconocimiento en los últimos años, aún enfrenta una marginación dentro de la disciplina. Algunos académicos y académicas de la psicología aún no consideran la perspectiva de género como relevante para la investigación y práctica psicológica.

Dificultades en la medición y evaluación: La psicología feminista se enfoca en temas que son difíciles de medir y evaluar, lo que puede generar problemas a la hora de llevar a cabo investigaciones empíricas rigurosas. Por ejemplo, algunos aspectos de la identidad de género son subjetivos y no pueden ser medidos fácilmente.


Tensión entre la inclusión y la exclusión: Algunas críticas argumentan que la psicología feminista se enfoca demasiado en la experiencia de las mujeres, lo que puede llevar a la exclusión de otras perspectivas de género. Sin embargo, la psicología feminista busca incluir y valorar todas las perspectivas de género y la diversidad de experiencias.

Limitaciones en la generalización: La psicología feminista se enfoca en el análisis de las relaciones de poder y la experiencia individual, lo que puede limitar su capacidad para generalizar sus hallazgos a nivel poblacional. Sin embargo, esto también se aplica a la psicología tradicional, que a menudo se basa en muestras pequeñas y no representativas.

Desafíos en la implementación: Si bien la psicología feminista busca promover la acción social y política, la implementación de cambios a nivel social y político es un desafío que requiere un compromiso y un trabajo continuo.

En general, la psicología feminista enfrenta desafíos similares a otras corrientes psicológicas y se encuentra en constante evolución y crítica. Sin embargo, su contribución a la inclusión de la perspectiva de género en la investigación y práctica psicológica es valiosa y necesaria para lograr una disciplina más inclusiva y sensible al género.

¿Y tú qué piensas?¿Crees que es necesaria la psicología feminista? dejanos tu opinión en los comentarios.

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