Nuevas masculinidades ¿Una forma distinta de ser hombre?


La mayoría de nosotros tenemos una una idea de lo que significa ser hombre, estas ideas parten de las diferencias visibles de nuestros cuerpos o de roles y comportamientos que determinan lo meramente masculino. Pero, en los últimos años hemos visto que estas características que entendíamos como "masculinas" han dejado de serlo, y han surgido nuevas expresiones de cómo actuar, sentir o expresar la masculinidad, hablamos de las nuevas masculinidades

¿Qué es la masculinidad?

Para entender a las nuevas masculinidades, debemos de partir de conocer el concepto de masculino. Se define como masculinidad al conjunto de características que la sociedad supone que definen a los hombres. Usualmente abarca rasgos tanto biológicos como culturales.

Son diferentes las disciplinas que, actualmente, estudian el concepto de masculinidad a partir de distintas perspectivas teóricas, cada una con sus consecuentes implicaciones conceptuales. Por citar algunos ejemplos tenemos las tesis psicométricas, con sus escalas de masculinidad-feminidad; las propuestas naturalistas, como la mitopoética de Bly; y las distintas versiones que giran en torno a los roles sexuales, que encuentran en la tesis de Parsons su referente más sólido. Entre ellas encontramos las propuestas de Seidler (1989); Kimmel (1992); Cazés (1994); Kaufman (1995); Connell (1987); y Minello (2001), entre otras.

La mayor parte de los estudios intentan delimitar qué características tienen su origen biológico y cuáles son una construcción social. (si quieres saber más puedes leer el articulo "Sexo y Género") siendo esto una clave para entender cómo podemos deconstruir ciertos mitos asociados a la masculinidad.

Al desmitificar la masculinidad, reconocemos que muchos de los comportamientos atribuidos al hombre son construcciones sociales, la adhesión de hombres a estos roles dependerá en gran medida de la educación que reciban en la infancia y de las influencias a que sean sometidos a lo largo de su vida. Desde el nacimiento, el bebé de sexo masculino ya comienza a darse cuenta de lo que se espera de él por tener las características de sus órganos genitales. Sin embargo, no basta nacer con un pene para transformarse en hombre, hay un camino por recorrer hasta llegar a serlo. Los primeros años de vida son fundamentales y responsables por las características del hombre que va a surgir (Vieira, 1986).

La familia, la escuela, los medios de comunicación y la sociedad en general le enseñan explícita e implícitamente la forma en que debe pensar, sentir y actuar como “hombre”. Por ejemplo, no puede llorar, debe ser fuerte, no debe mostrar sus sentimientos, no puede tener miedo, y debe ser viril. Estas enseñanzas comienzan a afectar la forma cómo el niño se relaciona consigo mismo y con los demás.

Desventajas de seguir los estereotipos de género

Aunque existen muchos artículos escritos y difundidos por prestigiosos medios que indican que estos estereotipos de genero generan ventajas para los hombres, la verdad es otra, el sostener la masculinidad genera una serie de problemas en los hombres, De hecho, dice Walter Riso en su libro Afectividad Masculina muchos varones están hartos de jugar el papel de un superhombre carente de adrenalina, inerte ante el sufrimiento y totalmente autosuficiente. Si la mayoría de los hombres siente miedo, no soporta la soledad, le agobia la idea del fracaso y no pueden cumplir los estándares de belleza del cuerpo atlético, ¿Trae ventajas mantener ese esquema de género?

Nuevas Masculinidades

La nueva masculinidad surge como esa alternativa para expresar el sentirse hombre de una forma más adaptativa. En estas nuevas masculinidades un hombre físicamente débil puede ser tan varonil como femenina una mujer fuerte. Las nuevas formas de ser varones no exige un estereotipo de cuerpo blindado, ni soportar estoicamente las angustias y asumir el papel de un decadente Rambo, un imperturbable Hombre Marlboro o un atlético e insípido Sansón. Basta con que se deje traslucir lo que de verdaderamente se es, sin pretender vender una idea distorsionada de lo esencialmente masculino. Se transforma la vergüenza por aceptación


Sin embargo, al asumir la existencia de estas nuevas masculinidades no significa satanizar algunas características asignadas por la masculinidad tradicional. Warren Farrel por ejemplo propone que algunos aspectos del modelo tradicional de masculinidad no sean rechazados en forma general y simplista, y que pueden seguir siendo asumidos sin vergüenza haciendo alusión sobre todo de aquellas cualidades que le permitan al hombre mantener la confianza y seguridad en sí mismo, y aboga porque ese cambio hacia una personalidad más pacífica, abierta y receptiva no anule o disminuya su energía masculina.

La nueva masculinidad, por ende, engloba actitudes equilibradas que den cuenta de un varón poseedor de muchas características tradicionales positivas de la masculinidad –entre las cuales estarían la de ser erótico, libre, salvaje, alegre, enérgico, agresivo y fuerte–, pero que al mismo tiempo sea capaz de vivir en armonía con la tierra y con la feminidad.

Se pueden conjugar entonces el ser fuerte y enérgico con la capacidad de ser más abierto, expresar sus emociones, estar más cerca de sus hijos y de sus parejas y así descubrir el placer de estar más en contacto con ellos mismos.

Nuevas masculinidades y psicoterapia

No es de extrañarnos que la masculinidad tradicional sea la causante de la poca afluencia de varones a la consulta psicoterapeutica y con ello sus consecuencias; Los hombres se suicidan un promedio de tres veces más que las mujeres. Y, como informa el Instituto Nacional de Salud Mental, "los hombres son más propensos que las mujeres a usar casi todo tipo de drogas ilícita, y es más probable que el consumo de drogas ilícitas resulte en visitas a la sala de emergencias o en muerte por sobredosis para los hombres". Más allá de estos hechos, también sabemos que la educación en torno a la salud mental de los hombres va a la zaga en comparación con la de las mujeres, que ellos suelen ser más estigmatizados por tener problemas de salud mental, que buscan ayuda psicológica con menos frecuencia, y que una vez que lo hacen, suelen tener dificultades expresando sus emociones.


Aunque los hombres millennials parecen sentirse más cómodos al desviarse de las rígidas normas de género, para la mayoría de los hombres, particularmente los mayores de 35 años, "casi todo lo que aprendieron sobre ser hombres cuando eran niños está mal". El mundo ha cambiado, y los hombres necesitan reaprender nuevas maneras de ser parte del mundo que sean más flexibles y emocionalmente generosas. Los hombres deben dejar de temerle a sus sentimientos, y de temerle a la terapia también. "Si estás sufriendo, entonces te debes a ti mismo conseguir ayuda.

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