¿Qué es la psicología humanista?

La “psicología humanística”, conocida también como “psicología humanista”, surgió en los Estados Unidos, en las décadas de los cincuenta y sesenta junto a la primera fuerza (el psicoanálisis) y la segunda fuerza (el conductismo). En la década de los setentas este enfoque llegó a Alemania y a otros países de Europa.

El enfoque humanista de la psicología “considera al hombre en sí como un ser potencialmente libre y creativo, cuyo comportamiento puede depender más de su marco conceptual interno, que de la coacción de impulsos internos o de la presión de fuerzas exteriores”

La gran mayoría de los psicólogos y psiquiatras del enfoque humanista consideran que el hombre busca autorrealizarse y tiende al crecimiento. El psicoterapeuta humanista ayuda a la persona a auto-explorarse, pero no toma las decisiones por ella ni le soluciona directamente los problemas. Ayuda a la persona a que se responsabilice de la toma de sus decisiones y a que sea ella la que dirija su propia existencia y que libere de toda clase de ataduras.

Historia de la Psicología humanista


Antes del siglo XIX, el estudio de la conducta humana fue del dominio, casi exclusivamente, de filósofos y teóricos. Se distingue generalmente a Wilhelm Wundt (1832-1920) como precursor de la psicología científica. Después surgieron otras escuelas psicológicas: William James fomentó el funcionalismo, en Norteamérica; en Alemania se proyectaron las bases de la psicología de la Gestalt, al tiempo que el psicoanálisis freudiano surgía en Viena, y también en Norteamérica, John B. Watson iniciaba la escuela conductista.


La psicología se había ido concentrando en el estudio de las funciones del hombre, perdiendo de vista al hombre mismo; se dedicaba a lo secundario y periférico, dando del hombre una imagen parcial, incompleta y unilateral, y descuidaba lo primario y esencial, es decir, todo aquello que mejor identifica y distingue al hombre, como es el amor, la creatividad, los valores, la autonomía, la conciencia, los sentimientos, el trabajar con un propósito, la autorrealización, etc. Dada esta serie de incongruencias, nace y se desarrolla la “tercera fuerza de la psicología”, la Psicología Humanista, que acepta los modelos y analogías del psicoanálisis y del conductismo para ciertas áreas de investigación, pero no los considera una descripción adecuada de los seres humanos.

La psicología humanista surge en los Estados Unidos de Norteamérica al término de la Segunda Guerra Mundial. Durante el dominio nazi, muchos europeos inmigraron a los Estados Unidos. Entre estos inmigrantes se encontraban varios psicólogos existencialistas, los cuales aportaron muchas ideas para el desarrollo de la tercera fuerza de la psicología, que más tarde se difundieron por Europa y otras partes del mundo.

Muchas personas quedaron devastadas tras sufrir los horrores de la guerra y muchos se sintieron prisioneros de un sistema con el que no estaban de acuerdo. Psicólogos y filósofos existencialistas le devuelven la libertad al individuo; es decir, después de los problemas que la humanidad adquirió a raíz de la Primera Guerra Mundial, los existencialistas ven a la persona libre. Después de dos guerras mundiales, el mundo occidental, inmerso en una oleada de crecimiento económico y bienestar social, experimentaba desde dentro una revolución de sus costumbres y aspiraciones. El cuerpo, sometido en las décadas anteriores a la represión sexual y militar, se rebelaba, libre de tabúes, deseosos de nuevas estimulaciones sensoriales internas y externas. Las personas podían encontrarse libremente, conocerse y amarse, mis allá de las divisiones raciales, políticas y de clase.

Aunque el primer Encuentro Nacional de la American Association for Humanistic Psychology (AAHP) tuvo lugar en 1962, la Asociación se había constituido ya como tal en verano de 1961. Con anterioridad en la primavera del mismo año, había aparecido el primer número del Journal of Humanistic Psychology. De manera que puede considerarse 1961 como el año en que la Psicologia Humanista nace a la luz pública.

Alrededor de 1954, cuando Abraham Maslow publicó su libro Motivation and Personality, dos grandes teorías predominaban en los círculos universitarios de Norteamérica sin dejar, por ello, de advertirse numerosas teorías menores; no obstante, la mayoría de los psiquiatras, psicólogos y científicos de la conducta seguían el pensamiento de Freud o de Watson. La obra de Maslow no representa un rechazo total a lo establecido por los psicoanalistas ni por los conductistas, sino el intento de evaluar lo que de ambas escuelas es útil, significativo y aplicable al hombre, para continuar luego desde allí.

Abraham Maslow es considerado generalmente el inspirador de la psicología humanista, sin embargo, él mismo nos recuerda que el movimiento de la Psicología Humanista "no es obra de un solo líder sino de muchas personas", como Erich Fromm, Kurt Goldstein, Karen Horney, Gordon Allport y Henry Murray entre sus antecesores y Car1 Rogers, Rol1o May, Gardner Murphy o Erik Erikson entre sus contemporáneos.

Principios de la Psicología humanista




La psicología humanista, más que una escuela, es una nueva orientación hacia la psicología, un modo de pensar sobre el hombre. No se puede decir que los proponentes principales de esta orientación – Abraham Maslow, Carl Rogers, Gordon Allport, Charlotte Bühler, Rollo May, Viktor Frankl, Wilhelm Dilthey, Edward Spranger, William Stern, Kurt Lewin, Kurt Goldstein, Gardner Murphy, Erich Fromm, Fritz Perls, al igual que un gran número de otros psicólogos actuales- tengan una ideología básica común, pero tanto ellos como los demás psicólogos humanistas simpatizan o comparten muchas posiciones sostenidas por la Psicología de la Gestalt, la Psicología Adleriana, la Jungiana, la Neo-Freudiana, la Psicología del Yo, la Fenomenológica, la Existencial, la Self-Theory, la Transaccional y la Proactiva.

Maslow estudió los “más altos alcances” de los potenciales humanos en su estudio de los autorrealizadores. Rogers se ocupó de estudiantes universitarios, que experimentaran problemas de adaptación a la vida, además de estudiar una gran variedad de problemas normales de los adultos en su trabajo de grupo. Allport y Fromm se enfocaron sobre personas normales que luchan por superarse.

Los psicólogos humanistas y existenciales han incluido en sus teorías la idea del yo como un agente libre. Sostienen que pueden controlar nuestros propios destinos, si las condiciones no son demasiado restrictivas. También contemplan a los seres humanos como poseedores de la capacidad de examinarse y producir cambios inducidos por ellos mismos. Podemos interpretar, criticar, vigilar y evaluar racionalmente nuestro propio comportamiento. Podemos evaluar los comportamientos tanto presentes como pasados y hacer planes para el futuro. También podemos anticipar las consecuencias del comportamiento actual a largo plazo.

De acuerdo a la psicología humanista, la persona tiene libertad de elección; de aquí parte el concepto de cliente, que sustituye al concepto de paciente, porque el cliente tiene la capacidad de decidir y de hacerse responsable de las decisiones que tome.

La gran mayoría de los psicólogos y psiquiatras del enfoque humanista consideran que el hombre busca autorrealizarse y tiende al crecimiento. Consideran que el hombre debe ser la persona que decide sobre el rumbo de su vida, por lo tanto debe “tomar las riendas de su propia existencia”, tomar decisiones y hacerse responsable de éstas.



Críticas a la psicología humanista


La psicología humanista, a pesar de sus contribuciones significativas al campo de la psicología, también ha enfrentado críticas y desafíos, siendo la crítica más importante la relacionada a su debilidad teórica.

La Psicología Humanista huye de las clasificaciones y no considera el método científico como método “natural” para entender la conducta “anormal”. Esto comporta que esta corriente no vaya acompañada de una base empírica sólida y sufra de debilidad teórica, lo que ha dado lugar a muchos movimientos de “autoayuda” de dudosa credibilidad.

Otra crítica que ha recibido este movimiento es su consideración del ser humano como “bueno por naturaleza”. Es un planteamiento optimista y seguramente muy oportuno para la época, pero olvida que el ser humano es un conjunto de factores y características negativas y positivas, y por lo tanto debemos considerar ambos.

Es importante señalar que estas críticas no son compartidas por todos, y muchos defensores de la psicología humanista argumentan que su enfoque en la experiencia subjetiva y el desarrollo personal proporciona una perspectiva valiosa y complementaria dentro del panorama psicológico. La diversidad de opiniones en el campo contribuye al continuo desarrollo y refinamiento de las teorías psicológicas.

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